Ha sido puesto en circulación un libro escrito por el doctor Nicolosi que según dice permite identificar los potenciales bloqueos de desarrollo de la personalidad y ofrece consejos prácticos para ayudar a que los hijos afiancen una segura identidad sexual. Es decir, una identidad heterosexual.

Más allá del impacto homófobo que el engendro produce lo que aquí nos vamos a plantear es el tema desde el punto de vista de la libertad de expresión. Un planteamiento que en el plano de la constitucionalidad parece llevarnos a la aceptación. Así el art. 20.1.a) de nuestra Carta Magna reconoce y protege el derecho a la producción y creación literaria, artística, científica y técnica. Sin embargo esta apariencia de encaje con la legalidad se desvanece cuando leemos el quinto ordinal del citado artículo. Así la libertad de expresión tiene su límite en el respeto a los demás derechos reconocidos en el Título I y muy especialmente en la PROTECCION DE LA JUVENTUD Y DE LA INFANCIA.

Vender un libro amparado en el presunto saber científico de quien reclama para si la calidad de DOCTOR que está orientado al tratamiento psicosocial de la enfermedad del mariquitismo es tan criminal como vender un libro escrito por otro DOCTOR en el que dijera que fumar contribuye a mejorar la práctica del deporte o que un vasito de vino en las comidas ayuda al desarrollo de la infancia y la pubertad.

¿O no?